24 Ene Aprender a decir basta
Cuando el hombre puede cuestionarse los problemas de su vida, es porque ya tiene la base para poder resolverlos. Solo necesita aprender a decir «Basta».
Muchas veces, en el momento de presentarnos ante alguien, solemos decir «está todo bien»… pero en realidad sabemos que existen temas a resolver, o bien, espacios que requieren de nuestra atención, sin embargo daría la sensación que no los reconocemos, entonces, nos quedamos esperando como si ellos se pudieran solucionar solos.
La realidad nos señala que estos espacios no solo necesitan de nuestra atención, sino que además, es imperioso que sepamos declarar nuestros quiebres si no queremos seguir en un círculo de confort que nos terminará por asfixiar a la larga o a la corta.
Pero… ¿Qué es un quiebre?
Podemos distinguir a un quiebre como a la posibilidad de decir BASTA cuando no queremos más, algo que nos está ocurriendo.
Por otro lado la declaración del quiebre está profundamente relacionada con el tiempo que transcurre entre el momento en que necesitamos decir basta y el momento en que podemos hacerlo.
Es de destacar que muchas veces dejamos postergada esa posibilidad por falta de atención, y no nos damos cuenta que, de no dirigir nuestra mirada al tema que debemos resolver, ese momento no llega nunca a menos que lo hagamos llegar nosotros mismos, en consecuencia, es probable que nos estereotipemos y sin darnos cuenta impedimos, no solo la posibilidad de un cambio, sino también, nos privamos de la posibilidad de aprender. Dicho con otras palabras… sin quiebres no hay aprendizaje ni crecimiento.
Lo cierto es que los quiebres permiten que aquello que era «invisible» ante nuestros ojos, hasta un determinado momento, ahora se nos hace patente y presente.
Un quiebre es una interrupción en el fluir mecánico de nuestra vida mediante una toma de conciencia en un campo específico que antes no identificábamos. Es cuando lo automático del devenir de la vida, es interrumpido por un momento de atención, luz y conciencia.
Ahora bien…
Es importante destacar que no podemos confundir la palabra quiebre con problema, ya que la palabra problema trae, en sí misma, una connotación negativa, mientras que la palabra quiebre lleva en su vientre la semilla de algo positivo.
El problema deja una sola alternativa que es resolverlo, pero nunca lo dejaremos de ver como un problema. Sin embargo, cuando vivimos los hechos desde la óptica de un quiebre, lo interpretamos como una oportunidad para aprender y cambiar.
Sin duda que muchos de los «problemas» que vivimos se disolverían, como tales, si supiéramos tomarlos como verdaderas oportunidades, pero para ello debemos variar el juicio y la interpretación que hacemos del hecho. Expresado con otras palabras, debemos dejar de buscar soluciones a nuestros problemas para empezar a trabajar en las oportunidades que los hechos y las circunstancias nos brindan.
Si cambiamos nuestros juicios de valor, cambian nuestras conversaciones intrapersonales, y en consecuencia haremos de nuestra vida un mundo distinto.
«Los problemas siempre nos acompañaron. El problema no es el problema, el problema reside en la forma que la gente los encara. Esto es lo que destruye a las personas, no el problema. Entonces, cuando aprendemos a encararlos de una manera distinta, lo manejamos de una manera distinta y se tornan distintos”. Virginia Satir.
Ahora me gustaría llevarlo a un espacio de reflexión: ¿Está todo bien en su vida?, ¿En todas las áreas?, ¿Qué es lo que aún esta tolerando?, ¿Hasta cuándo piensa no darle importancia a ese tema?, ¿Cuándo se va a animar a decirle BASTA a esa persona o circunstancia que esta viviendo, para tener la oportunidad de volver a empezar?
Recuerde que cuanto más dilate esa declaración del quiebre, no solo se estará privando de la posibilidad de aprender y cambiar, sino que la situación cada día se irá tornando más agónica y asfixiante.
Un saludo cordial.