Estos son los efectos de no tomarte tus metas en serio

1# Baja tu nivel de confianza
Si en la vida solo fluyes y no te propones metas, o si te las propones pero no haces nada por cumplirlas, ¿qué crees que pasa con tu nivel de confianza?… Disminuye porque la confianza es lo que te permite tomar mejores decisiones. Es lo que te permite predecir y hacer un cálculo con seguridad. Esto le da un orden al caos que genera el «fluir» y al cerebro le encanta porque baja considerablemente el temor y la incertidumbre.

2# Aumenta tu incertidumbre
Si baja tu confianza en vos y/o en tus capacidades, aumenta tu incertidumbre. Si le preguntas a alguien que tiene mucha confianza y seguridad en sí mismo, seguramente te podrá responder a la pregunta «y vos, ¿cómo te ves de aquí a 10 años?».Probablemente te dirá cosas como «Yo me veo en tal sitio, o haciendo esto otro». Y esa imagen en su mente será clara y nítida, como si la estuviera viendo delante suya.

Ahora bien, hazle la misma pregunta a alguien con poca confianza en sí misma. ¿Qué crees que te responderá? ¿cuál será su reacción? Seguramente te diga cosas del tipo: no sé dónde me veo dentro de un tiempo», «me cuesta imaginarlo», o directamente «no me veo» .

3# Crees que no tienes fuerza de voluntad
Si tienes mucha incertidumbre y dudas con respecto a tus capacidades y posibilidades, empezarás a acordarte de todas aquellas veces en las que te has propuesto algo y no lo has conseguido.
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4# No te pones en marcha
Aplica la lógica: si de verdad piensas que no tienes fuerza de voluntad (como resultado de todo lo que has pensado antes), ¿crees de verdad que te van a dar ganas de ponerte en marcha?

5# Baja tu confianza
Si no te pones en marcha, y por todo lo que ya te he explicado, baja tu confianza de nuevo.

Ahora bien… existen estudios muy serios desarrollados en distintas universidades del mundo sobre los graves trastornos e inconvenientes que puede traer aparejado no tener objetivos y metas claras en la vida. Entre ellos se destacan; desorientación social, aislamiento, apatía, baja autoestima, altos niveles de ansiedad y estrés, etc.

En el año 1953, investigadores de la Universidad de Harvard realizaron un estudio a un grupo de estudiantes. A los alumnos que realizaron dicho estudio, les preguntaron cuántos de ellos tenían sus objetivos por escrito. Además se les preguntó si habían desarrollado un plan de acción para alcanzar dichos objetivos. Solamente un 21 % de los alumnos encuestados reconocieron tener objetivos y tan solo el 3 % del global tenían sus objetivos escritos con los pasos detallados para conseguirlos.

Veinte años después, en 1973, se comprobó el progreso que habían tenido los alumnos.

Los resultados que encontraron fueron contundentes. El 3% de los alumnos que tenía sus objetivos por escrito junto con el plan de acción, no solo que los habían logrado, sino que además fueron superados. Por otro lado, la calidad de vida de cada uno de ellos era superior al 97% restante de los alumnos encuestados.

Este estudio nos vino a demostrar que importante es tomarse muy en serio nuestras metas, porque entre otras cosas, es la diferencia que hace la diferencia entre transitar por el camino de la salud y el éxito, o por el camino de la enfermedad.

Ahora que conoces los efectos que estas conductas erróneas pueden traer aparejado, ¿qué harás?… ¿seguirías dejándote llevar por esas teorías del «vos fluí»?