23 Dic No se trata de sacarse buenas notas, se trata de crecer como persona.
A veces en las formaciones que se dictan en nuestro espacio, suelo ver a más de un alumno preocupado por tener una nota alta en su tesis final. Y si bien aspirar a ello no está mal, el paradigma de la nota alta y la supremacía académica está quedando obsoleto en los tiempos que corren.
El psicólogo Daniel Goleman, afirma que la inteligencia emocional es incluso más importante que la inteligencia académica, ya que es la que nos permite participar y compartir con los otros seres humanos en un ambiente armónico y en paz. «La inteligencia académica no ofrece la preparación que se necesita para la multitud de dificultades, o de oportunidades, a la que nos enfrentarnos a lo largo de nuestra vida», dice Goleman.
De hecho, se ha comprobado que el éxito profesional y personal en la vida depende en un 20% del cociente intelectual y un 80% de la inteligencia emocional.
En el campo donde se tienen mayores desafíos y hasta dificultades es en el de las relaciones interpersonales. Y más precisamente lo hemos observado en el momento de hacer la tesis final en equipo.
¿De qué sirve tener un 10 en un trabajo escrito si con mis compañeros de equipo no aplico la escucha activa?¿si hablé todo el tiempo yo de mí mismo y los demás quedaron sin opinar? ¿si me enojo cuando alguien no piensa como yo y todo me lo tomo de manera personal?¿Si no tolero que existan otras ideas diferentes a las mías?¿Si no permito que mi voz se exprese y dejo que otros decidan por mí?¿ Si soy yo el que se encarga de todo y los demás no hacen nada?
Cuando me vinculo con el otro se activan las memorias de la historia familiar que traigo detrás mío, y depende de cómo haya sido esa historia, serán las experiencias que tenga en mis relaciones y lo que proyecte yo mismo en las demás personas. Por eso, cuando trabajo en equipo, es una gran oportunidad para evolucionar aquellos aspectos míos que quedaron sin resolver dentro mío.
Hemos tenido a alumnos que nos consultaban si podían hacer la tesis solos…y no. En la individualidad no hay transformación posible.
Por ello ,vincularse con los demás, ya sea en una empresa o en una tesis grupal, etc, suele ser un desafío personal interesante, pero es allí donde tenemos que hacer hincapié si queremos verdaderamente ver cambios en nosotros y en nuestra sociedad.
El desarrollo personal es al fin y al cabo eso mismo. Aquello que sucede en el encuentro con el otro, y eso no se aprende de un manual, se aprende en el campo de experiencia vivencial. Ya lo decía Carl Jung «El encuentro entre dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman” .
Estamos en transición hacia un nuevo paradigma que busca integrar no sólo la inteligencia racional y académica sino también que integre la empatía, la solidaridad, la colaboratividad, la escucha y el respeto por las opiniones diferentes, etc. si estas acciones no están, nuestro cambio quedará a mitad de camino.
Un abrazo
Eli Mena
Lic. en Comunicación Social
Diplomada en Eneagrama de la Personalidad