Si yo cambio, al hacerlo, modifico mi entorno desde la nueva acción y proceder, luego, el entorno modificado, se vuelve hacia mí para volver a modificarme repitiéndose incansablemente. Partiendo de esta base, podemos decir que la historicidad está presente porque yo soy el producto de mis experiencias.

 

Mi historia es el resultado de un proceso permanente en donde mi personalidad se va modificando a partir de esa mutua interacción entre el individuo (Yo) y el ambiente, por lo tanto, la historia no es solo una galería de arte con imágenes de mi pasado.

 

Si comprendemos esto que estamos señalando, podemos empezar a modificar el campo a partir de una toma de conciencia. Esto nos llevará a cambiar nuestras acciones y proceder. De manera que, estaremos rediseñando una nueva historia y la realidad que nos envuelve.

 

Dicho de otro modo y transferido a cualquier otro tema, ya sea en el área individual como así también colectiva y social, el ambiente siempre nos estará mostrando quienes hemos sido hasta hoy. Es decir que en el campo siempre estaremos presenciando nuestra propia historia, porque vivimos en un mundo residual. Y si este nos resulta desagradable y disfuncional, algo distinto tenemos que empezar a hacer. Es decir que debemos poner consciencia y dejar de ser lo que somos, para pasar a ser algo distinto, nuevo y renovado.

 

EL CAMPO SOLO SE MODIFICA CON NUESTRA INTERVENCIÓN CONSCIENTE.

 

¡Pero cuidado!… estoy hablando de una acción consciente. Nada cambia desde lo repetido, desde lo estereotipado, haciendo y eligiendo lo mismo. Solamente cuando introducimos consciencia en el campo se puede modificar nuestra historia, nuestro ambiente y nuestra realidad. De lo contrario el porvenir será más de lo mismo.

 

Esto aplica tanto en lo individual como así también en lo institucional, colectivo y social.